Aquel aplauso, que hizo brotar algunas lágrimas de los ojos del Monarca, evidenciaba el apoyo tanto a la figura del Rey como a la institución que encarna. Respaldaba la postura del Rey, a través del mensaje de Navidad, de que Urdangarin, como todos los españoles, son iguales ante la ley. Incluso vivió otro pico de popularidad al conocerse que el Rey realizaría viajes al extranjero para lograr apoyos y contratos beneficiosos para la economía española.
Pero cuando más achuchada está la gente, más recortes hay, más despidos se contabilizan, y más dramas familiares se conocen… resulta que el Rey empieza a fastidiar su propia imagen. Ha sido pillado in fraganti en un safari que cuesta más de lo que la mayoría de las familias españolas ingresan al año en su hogar. El hecho de que no avisara del todo de su salida del país ha molestado a mucha gente. Como también ha causado malestar el motivo del viaje, su posible implicación en la red Nóos y el incidente de Froilán.
Con la que está cayendo, España no está en el mejor momento para celebrar un debate artificial sobre la jefatura del Estado. La coyuntura económica es tan grave que nada debería hacer perder de vista el objetivo de superarla. Pero las últimas noticias que salen de Zarzuela están motivando un debate cada vez mayor.
Las voces que aconsejan una abdicación se suceden. Ángels Barceló, Mercedes Milá, Tomás Gómez (PSM), Ignacio Escolar, 'The Financial Times', 'The Guardian'…
Los responsables políticos deberían tenerlo muy en cuenta, porque nadie puede asegurar que la Corona aguantará este tsunami informativo que zarandea a la Casa Real en una etapa clave para la sucesión, pese a que la Constitución española dice en su artículo 56.3, relativo a la Corona, que "la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad".
Lo curioso es que el príncipe Felipe, el llamado a ascender al trono, es el único que no da problemas ni alimenta un debate en contra. Y por si fuera poco, todo esto ha sucedido en el 81 aniversario de la Segunda República. Malos tiempos para la Corona, que podría tener los días contados en España.
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