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Ángel y Demonio

sex coach o entrenadores sexuales

Si las cosas no van bien en el dormitorio, tranquilos. Con un par de clases entraréis en materia y todo volverá a ser como antes, ¡pero qué digo! Os irá mucho mejor. Es lo que aseguran Eric Amaranth y Amy Jo Goddard, dos de los sex coach o entrenadores sexuales más demandados.

 

 

 

 

 

 

 

Los alumnos aprenden las artes amatorias vía internet, o con el sex coach en casa.

¿Qué no sabes quienes son? Te cuento. En los tiempos que corren es de agradecer que haya surgido una nueva figura profesional para reavivar la llama del amor.

Y es que tal y cómo está el panorama sentimental es un alivio, la verdad. Las relaciones de pareja hoy en día corren el serio peligro de entrar en la desidia y el desinterés permanente debido a la cantidad de preocupaciones a las que tenemos que hacer frente día tras día: la falta de trabajo, las cargas económicas, los hijos...

De momento, esta figura está arrasando al otro lado del Atlántico. Concretamente en Nueva York, la urbe más adelantada en cuestiones de pareja. Su fama ha llegado a ser tal que son las nuevas estrellas de los late night shows.

Según contaron Eric Amaranth y Amy Jo Goddard en Fox News, ellos instruyen y asesoran a las parejas en el terreno sexual de diferentes modos. Mientras ella da las indicaciones por teléfono o a través de skype, él prefiere estar presente en el momento de la acción, ¡en directo!

 

 

 

 

Los sex coach suelen ver a sus clientes mientras practican sexo para poder corregirles.

"Trabajo con ellos mientras lo están haciendo y les enseño, les guío, sobre qué hacer y qué no hacer, sin tocarles o tener ningún contacto sexual con ellos: es como un entrenador personal", explica el sex coach.

Las lecciones no son sólo prácticas, sino que es fundamental también el lado teórico, para conocerse mejor a sí mismo, los propios límites y poder jugar con el lado menos convencional de la personalidad.

"El sexo es algo que se debe aprender. Por eso las lecciones teóricas también son importantes", añade Amy. Sus clientes son sobre todo mujeres de entre 30 y 40 años.

¿Les dejarías entrar en tu dormitorio? ¿Podrías hacerlo mientras te observan?

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