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Ángel y Demonio

Investigación caso Noos

Este mes es clave en la investigación de un caso que, para muchos, solo se explica por el papel del Duque de Palma

Día 05/02/2012
A la sombra de Urdangarín
ABC
El duque de Palma, en Barcelona, el día del funeral de Samarach
Los próximos tres fines de semana van a ser fundamentales en la evolución del llamado «caso Nóos». El 11, 18 y 25 de febrero buena parte de los principales implicados prestarán declaración en Palma ante el instructor, José Castro, y entonces se conocerán versiones más aquilatadas, posibles contradicciones, alianzas, asunción de responsabilidades para evitar «males mayores» y estrategias de defensa. Con todo, es en el último sábado del mes donde están puestas todas las miradas. Ese día, por primera vez en España, un miembro de la Familia Real, Iñaki Urdangarín, será interrogado como imputado en una causa criminal. La expectación es máxima. Al fin y al cabo, los investigadores mantienen que si la trama actuó como se sospecha era por el papel que jugaba en ella el Duque de Palma.

Según la perspectiva de los encargados de las pesquisas, la rama balear del «caso Nóos» slo se explica, de una parte, por la personalidad de Jaume Matas, y de otra, por la atracción, no ya personal, sino de origen, de Iñaki Urdangarín. Uno necesitaba gloria y oropel y para lograrlo no reparaba ni en gastos ni, por lo que parece, en procedimientos irregulares; alrededor del segundo comenzaron a aparecer personajes que sabían que junto a él las posibilidades de negocio crecían de forma exponencial.

Aparecen, pues, perfiles complementarios. Matas es descrito como un «encantador de serpientes», una persona afable, con capacidad de liderazgo e indudable atractivo personal. Particularmente preocupado por su imagen, la proximidad a Urdangarín le daba un valor añadido. Él explica los convenios firmados con el Instituto Nóos de una forma curiosa: en su opinión, es absurdo pensar que fuera a hacer pasar por un concurso público a una entidad presidida por un miembro de la Familia Real. Pero con ese razonamiento sugiere dos datos importantes: el primero, que se saltó los trámites para hacer los acuerdos; el segundo, que el beneficiado pudo aprovecharse de su condición.

Utilizado y abandonado

 Pero Matas no llegó solo hasta Urdangarín. El instrumento fue su director general de Deportes, José Luis «Pepote» Ballester, que tenía una muy buena relación con él. Ballester asegura que el Duque de Palma le pidió que le pusiera en contacto con el presidente balear para presentarle un proyecto, en concreto el patrocinio del equipo ciclista, Banesto-Illes Balears. «Pepote», que tenía hilo directo con su presidente, hizo el trabajo. Ahora se siente utilizado y abandonado por todos, porque casi todos le apuntan como responsable del desaguisado, quizá para eludir sus responsabilidades.

Ballester rompió su relación con Urdangarín a principios de 2007, con este ya fuera oficialmente del Institito Nóos, porque le pidió que le pagara un trabajo que no estaba hecho. Durante dos años calló, pero el 15 de diciembre pasado se convirtió en testigo de cargo. Asume que cometió irregularidades, si bien en la causa hay testimonios —entre otros, el de Dulce Linares, exjefa de gabinete de Matas— que revelan que alertó de que los convenios no se estaban cumpliendo; su malestar por ello y también que no intervino ni en la redacción de los acuerdos ni en fijar su coste. Le pesa, sobre todo, haber perdido su íntima amistad con la Infanta Cristina, a la que sigue apreciando.

Junto a Urdangarín aparece Diego Torres, su exsocio, a quien tocó la lotería cuando comenzó a trabajar con él. Es experto en estrategia y patrocinio, pero no parece tener conocimientos para montar una trama como la creada alrededor del Instituto Nóos. Con cierta inclinación a aparentar, se construyó un chalé valorado en 1,5 millones de euros y gastó otros 500.000 en amueblarlo y equiparlo. En 2008 rompieron; me robaba, se justificó el Duque de Palma ante el testigo Mario Sorribas; trabajaba poco, argumentó Torres a la misma persona.

En la «galaxia Nóos» también tenía un puesto relevante Ana María Tejeiro, la «mujer del jefe», que apoyaba a su marido en lo que precisara. Hay quien la tiene por una persona ambiciosa. Su hermano Marco Antonio, farmacéutico de formación, era el administrador de las empresas. De carácter más débil, sin formación específica, era una perfecto cumplidor de las órdenes que recibía de Torres y Urdangarín. No hacía preguntas. Cuando se diseñó la trama para sacar dinero de España de forma opaca, tuvo que tomar apuntes, luego intervenidos, para poder entender la forma de actuar.

Frío e impasible

 También juegan su papel otros dos hermanos, Miguel y Luis, del bufete Torres-Tejeiro, que trabajaba para Nóos. El primero tiene formación en temas contables y durante su declaración se mantuvo frío e impasible, midiendo muy bien sus palabras. En el registro de las oficinas, el segundo mostró una actitud desafiante y llevó la voz cantante. No está imputado, pero los investigadores creen que no es ajeno a lo ocurrido.

Curiosamente, en esta historia Urdangarín es el gran desconocido. Con estudios de Empresariales y máster en Esade, no parece tener preparación para montar una trama como ésta. Al principio se apoyó en su socio; luego, siempre según la apreciación de los investigadores, se dio cuenta de que no le necesitaba, que solo con mostrar su interés por algún negocio lograba sus objetivos. Entonces lo dejó de lado. Ahora, una de las mayores incógnitas es saber si los antiguos amigos, ahora enfrentados, adoptarán una estrategia común de defensa. La solución, el 25 de febrero.

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