Blogia
Ángel y Demonio

I love you, Phillip Morris

I love you, Phillip Morris

En su comienzo, la historia da numerosos bandazos e incluye partes que no tienen peso en la narración global y de las que se podría haber prescindido.El desconcierto aumenta porque cuesta trabajo discernir si ‘Phillip Morris, ¡te quiero!’ apuesta por la comicidad. Su tono, artificial y ensimismado, nos hablaría de una comedia, pero su componente puramente humorístico es muy reducido —no lo critico porque me haya hecho poca gracia, sino para argumentar por qué es difícil definirla como cómica— y sobre muchas escenas resulta arduo decidir si sus autores las están presentando en serio, cargadas de dramatismo, o como una broma que roza la parodia, ya que de hecho, consiguen antes emocionarte que arrancarte la carcajada. Es fácil encontrar una etiqueta, si es eso lo que queremos: podemos calificarla de comedia dramática, comedia amarga, tragicomedia… pero la cuestión no es hallar las palabras para definir el film, sino saber con qué ánimo situarte a la hora de verlo.

Si bien como un todo no termina de encontrar la cohesión, ‘Phillip Morris, ¡te quiero!’ sí funciona sin problema por momentos aislados. Ya que va pasando por múltiples etapas de la vida del protagonista —que no es Phillip Morris—, la película contiene bloques muy diferenciados entre sí. Por separado, estos episodios están conseguidos y algunos de ellos incluyen instantes magistrales, de verdadera fuerza emotiva o de gran singularidad. Los menos acertados, como son que algunas de las bromas se consigan a base de forzar mucho las situaciones o que en alguna ocasión a los creadores les hagan falta casi diez minutos para prepararla; son minoría.

Hacia el final, el conjunto se va centrando y por fin parece que la narración se queda con una historia concreta: la de los fraudes y engaños que, si desde el inicio hubiese servido de hilo argumental entroncado con la historia de amor, podría haber sido muy divertida. Antes de eso, la vida de este señor contiene escasos rasgos distintivos, salvo para quienes piensen que ser gay merece ser señalado.

Los actores hacen que todas las escenas cobren una extraordinaria vida. Perfectamente integrados en ese tono de comedia tan peculiar, Ewan McGregor y Jim Carrey llenan de alma la película y le dan la calidez con la que el distanciamiento podría haber acabado. Leslie Mann lo hace bien, pero pertenece a la parte de la narración sin la que se podría pasar.

Sin embargo, el conjunto me resulta vacío y caprichoso. Me esperaba algo muy divertido porque así es como la han descrito, y su tono no es el de comedia desternillante. Pero ello no es motivo de decepción. Lo que más me ha desconcertado es la dificultad para encontrarle un rumbo. Tras tanto tiempo esperando que llegase, se me había antojado, sin base, que poseería una trascendencia y una profundidad, pero me he sentido perdida en su falta de intenciones.

Me quedo con un par de frases:

Cuando dos corazones compiten ambos ganan!

Y otra que también me gustó escuchar fue:

Aunque aún no sepa quien eres Te quiero, y no he dejado de quererte!

Saludos desde el Mediterráneo. Rakel

0 comentarios